He votado corruptos. Varias
veces. De diferentes partidos políticos. También es cierto que en otras
ocasiones he intentado votar personas honestas…
Existe una tensión al momento de
sufragar entre la ética del candidato y la ideología del espacio político. No
soy de los que separan tan fácilmente la conducta individual de la construcción
colectiva. Creo que la corrupción también es un hecho político. Pero, me
apresuro a aclarar, también creo que no es el único. Quiero políticos honestos y, a la vez, que gobiernen buscando,
construyendo el bien común.
Hoy se instala mediáticamente,
con más fuerza, la corrupción kirchnerista. Y no voy a esquivar el bulto. ¿Hubo
corrupción en el kirchnerismo?. Desde luego. ¿Los voté?. Sí. ¿Milité activamente
en el espacio?. Sí, y especialmente durante estos últimos años. Hasta tuve el
honor de trabajar para el Poder Ejecutivo cuando Cristina era presidenta, y
para el Bloque del Frente para la
Victoria en la
Cámara de Diputados. ¿Eso me hace corrupto?. De ninguna
manera… Es más, nunca dejé de denunciar la corrupción, ni siquiera cuando
trabajaba en el gobierno.
(Y antes de seguir, una breve y obvia aclaración: hay corrupción en todos lados. No nos olvidemos de jueces, empresarios, periodistas, y gente de a pie...)
(Y antes de seguir, una breve y obvia aclaración: hay corrupción en todos lados. No nos olvidemos de jueces, empresarios, periodistas, y gente de a pie...)
He votado corruptos. En mi
primera elección, a los 19, voté en blanco para presidente porque ningún
candidato me convencía (De la Rúa,
Duhalde, Cavallo…). Nunca más volví a hacerlo porque, si bien respeto a los que
deciden hacerlo, creo que es mejor elegir uno entre las opciones que hay a que
otros elijan por mí. Aunque me equivoque.
En el 2003 voté a Néstor
Kirchner, porque no quería una segunda vuelta neoliberal entre Menem y
López
Murphy. Pesó lo ideológico. Siempre me sedujo el, por así llamarlo,
“peronismo
de centroizquierda”. Quiero Justicia Social, Independencia Económica y
Soberanía Política. Pero luego, por más de 8 años, no volví a votar al
kirchnerismo. En ninguna elección. Sé que algunos, de un lado y del
otro, se
sorprenderán por este dato…
En el 2007, en mi etapa más
anti-K, voté a Carrió presidente y Macri jefe de gobierno. Sí, un anticipo de
Cambiemos. Por eso creo entender lo que pasó el año pasado. Porque estuve ahí.
Es decir, como ya dije, he votado corruptos… Y también me he arrepentido de mi
voto.
En el 2008, desencantado con las
opciones electorales existentes, y junto con un grupo de amigos, decidimos dar
un paso más en nuestro compromiso político y nos metimos de lleno en un partido
político. Un año después éramos candidatos. Y nos votamos a nosotros mismos.
¿Convencidos?. Sí por nosotros. Pero les juro que también estábamos convencidos
que en esa misma lista se habían filtrado corruptos. Y, así y todo, quizás era
la boleta con menos corruptos…
A lo largo de mi vida he votado,
siempre en el marco de algunas coincidencias programáticas, políticas,
candidatos que me parecían honestos (y seguramente muchos de ellos lo son). Me
pasó con Gustavo Béliz, Jorge Srur, el Juez Cruciani, y algunos menos conocidos
de la izquierda. No acordaba con todas sus propuestas (¿acaso eso es posible?),
pero claramente que la virtud de la honestidad sumaba. También sé que no
alcanza. Es condición necesaria pero no suficiente.
¿Y qué hacer cuando no hay
candidatos honestos que, además, me representen políticamente?. Involucrarse.
Meterse. Comprometerse. Participar. Es cierto que no es fácil. Es verdad que
los que “viven de la política” llevan las de ganar. Pero si seguimos haciendo
lo mismo nunca vamos a cambiar nada. Y hablo de cambiar en serio y para mejor…
¿Te animas?. Escribime…
“No me agradan muchos de los funcionarios oficialistas, algunos por su
formación ideológica y otros porque están justificadamente sospechados de
corrupción” (¿Soy kirchnerista?, octubre de 2010)
“Ojalá se tomen acciones decididas, valientes, para combatir la
corrupción. Me darían más ganas de votarlos, y de militar más activamente esta
concreción del proyecto nacional y popular” (¿Se puede votar alkirchnerismo sin ser K?, agosto de 2013)
“Repudio la corrupción en todos sus niveles… Hay corrupción. De hecho,
hay funcionarios importantes procesados” (Relatos salvajes: crispación,grieta y fin de ciclo, abril de 2015)
“Algunos me dicen que
se quiere acabar con la corrupción. Puede ser. De hecho (casi) todos estamos en
contra de la corrupción. Queremos memoria, verdad y justicia también en este
tema. Pero si realmente ese hubiese sido el motor del voto, no estaríamos en
este escenario de segunda vuelta entre Scioli y Macri. El Pueblo no quiere
corruptos, pero no parece ser el mensaje de las urnas” (Cambiemos para la Victoria, octubre de
2015)
“Ojalá que:
- Hayan
votado por menos corrupción y más honestidad
- Hayan
votado por acabar con la impunidad y las mafias
- Hayan
votado por unir realmente a los argentinos
- Hayan
votado pensando en los más pobres
- Hayan
votado pensando en un país mejor para todos
Allá por 2005,
hace más de 10 años, inauguraba mi blog escribiendo sobre una de las peores
tragedias que sacudió a nuestro Pueblo: Cromañón. Y siempre dije que a esos
pibes los mató la corrupción. Escribí en esa oportunidad: “¿Por qué sucedió esta tragedia?. Por culpa
del hombre. No hay duda. Empresarios inescrupulosos que, por ganar dinero, no
cumplen con las medidas de seguridad. Funcionarios que, por coima o
inoperancia, no realizan los controles debidos” (Cromañón y el misterio del dolor, enero de 2005).
Por esa razón, y pese a estar en algunas ocasiones en el mismo espacio político
que yo, nunca voté a Aníbal Ibarra. Porque la corrupción mata…
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