Si queremos obtener resultados diferentes,
¿por qué seguimos haciendo lo mismo?. Nuestro querido país ha sido
gobernado por los militares, y nos fue muy mal. También fuimos gobernados por
los llamados dirigentes políticos y, con sus matices, seguimos disconformes. Ahora
son los empresarios, los CEOs, los que están en el gobierno, y vemos que las
cosas empeoran o, de mínima, no mejoran como esperábamos.
Si queremos obtener resultados diferentes,
¿por qué seguimos haciendo lo mismo?. Hasta ahora nos han gobernado
personas que no viven el día a día como nosotros. No les pasó llegar con lo
justo a fin de mes, o ni siquiera llegar. No pasaron hambre, frío, y ni
siquiera saben lo que es vivir alquilando (quizás conocen lo que es vivir gracias
a los alquileres, o la renta financiera). Nunca tuvieron que hacer fila en un
hospital público, o pelear una vacante en una escuela. No saben lo que es hacer
las cuentas para poder pagar las cuentas, y por eso no entienden si uno reclama
por un tarifazo.
No estoy
proponiendo la antipolítica, y ni siquiera postulo la no política. Lejos de mí.
Estoy convencido que los problemas que
nos golpean como sociedad (corrupción, inflación, inseguridad, desocupación,
pobreza, etc.) se resuelven con más (y mejor) política. Pero una política encarnada por políticos
honestos que sean verdaderos representantes del sentir popular. Ciudadanos
haciendo política. Política como vocación de servicio al pueblo, como búsqueda,
construcción del bien común. La gente haciendo política con la
gente. No los de siempre, la clase dirigente, la elite, la jerarquía, la
casta, los de arriba, los que
siempre ganan y nunca pierden, sino los que día a día nos esforzamos por
hacer
de nuestro barrio, nuestra ciudad, nuestro país un lugar mejor para
nosotros,
nuestros padres, nuestros hijos, nuestras parejas, nuestros abuelos,
nuestros
nietos, nuestros hermanos, nuestros amigos, nuestros vecinos, nuestros
conciudadanos… en fin, para todos.
Si queremos obtener resultados diferentes,
¿por qué seguimos haciendo lo mismo?. Mientras el pesimista es un mero
espectador de la tragedia humana, el optimista es el verdadero actor que a
través de un compromiso de trabajo con la realidad, transformará las lágrimas y
las angustias momentáneas, propias y ajenas. Llegó el momento de pasar de la protesta a la propuesta. Sabemos
que en nuestras manos no están las soluciones a todos los problemas, pero
frente a todos los problemas tenemos que poner y ofrecer nuestras manos. No
podemos construir una Nación diferente con un Pueblo indiferente.
Si queremos obtener resultados diferentes,
¿por qué seguimos haciendo lo mismo?. Hay
una nueva oportunidad. Generar una política donde se viva la cultura del
encuentro, desde el diálogo respetuoso, alejándonos de fanatismos que se
benefician del conflicto y atentan contra la unidad que construye.
Es innegable
el descreimiento hacia la clase política, la crisis de representatividad. Hace
quince años pedimos "que se vayan todos" pero muy pocos se animaron a
jugarse y meterse, implicarse y complicarse. Llegó el momento de dejar la queja destructiva y pasar al aporte
constructivo. Se puede ser joven, honesto, trabajador, buscar el bien común,
meterse en política y llegar sin traicionar los propios principios. Sí, se
puede. Podemos.
Si queremos obtener resultados diferentes,
¿por qué seguimos haciendo lo mismo?. Llegó
el momento de cambiar. Llegó el momento de cambiar para mejor. Cambiemos.
Podemos. ¡Animate!. Hay una nueva oportunidad…
No hay comentarios:
Publicar un comentario